La globalización hace aguas

La globalización hace aguas

Fuerza disuasiva nuclear ruso-china, revueltas árabes, Silicon Valley quiere vengarse del Gobierno de Estados Unidos con inteligencia artificial, la ultra derecha francesa liderando los sondeos y Alemania amenazando con expulsar a Grecia de la Unión Europea. Parece una película de ciencia ficción con necesidad de un héroe tipo Hollywood. No obstante, es la realidad actual. Según informa el periódico chino Global Times, China ha desplegado una brigada de misiles balísticos de larga distancia DF-41 en Heilongjiang, en su frontera con Rusia. Konstantin Sivkov, presidente de la Academia rusa de Problemas Geopolíticos, afirma que el misil es capaz de lanzar sobre su objetivo entre 3 y 10 cabezas nucleares y tiene un alcance de entre 3.000 km y 11.000 km. Además, estos misiles fueron diseñados específicamente para burlar el sistema antimisiles estadounidense. Sivkov especula que probablemente sea una respuesta china a las declaraciones de Trump, en las cuales describe al país asiático como su mayor enemigo.

Movámonos hacia el sur y el occidente para encontrarnos con otro conflicto geopolítico reciente. La decisión ejecutiva del nuevo presidente de los Estados Unidos de prohibir la inmigración de Libia, Sudán, Somalia, Yemen, Iraq e Irán ha creado un gran conflicto entre estos países y el reino de Arabia Saudí. Como explica Ibrahim Fraihat, un profesor de resolución de conflictos internacionales en el Instituto de Doha de Estudios Superiores, el reinado quiere reforzar las relaciones con la nueva administración de Estados Unidos después de unos años de relaciones turbulentas con Obama. Por ello han tenido que apoyar esta decisión de prohibir la inmigración de grandes aliados suyos como pueden ser Yemen y Sudán. Estos países no se han tomado bien el apoyo y han criticado la decisión de Arabia Saudí, llegando a decir que eso era traición y que había dejado de ser la nación líder del mundo musulmán.

Más al occidente encontramos más problemas con las primeras decisiones del presidente de Estados Unidos. En Silicon Valley, la idea de prohibir la inmigración de ciertos países tampoco ha sentado nada bien. Sin embargo, esto tampoco ha causado un gran revuelo comparado con los planes de Trump de acabar con los visados de trabajo H1-B. Estos visados de trabajo son para contratar personal cualificado de otros países, en caso de que no se pueda encontrar alguien igual de apto en Estados Unidos. No obstante, y según la administración Trump, las tecnológicas de Silicon Valley las usan para contratar a extranjeros, mayoritariamente de la India, con cualificaciones técnicas iguales que trabajadores estadounidenses pero a un precio mucho menor. Las empresas indias especializadas en ofrecer este tipo de trabajadores —Tata Consultancy Services, Infosys y WiPro— ya han advertido de que, en consecuencia, las tecnológicas acelerarán la sustitución de humanos por inteligencia artificial.

Hasta ahora parece que esta reciente fragmentación mundial es culpa de la nueva administración Trump. Sin embargo, solamente hace falta mirar hacia nuestro propio continente, Europa, y ver que esto no es así. La Unión Europea se divide por su propia inercia. Primero han sido los británicos con el famoso Brexit. Ahora, en Francia, según el sondeo de Elable, la candidata de extrema derecha Marine Le Pen recibiría entre el 26% y el 27% de los votos. En la segunda vuelta ganaría Emmanuel Macron, pero ya es una clara señal de que muchos franceses están en contra de un mundo más globalizado. Marine Le Pen ha asegurado que si fuera presidenta de Francia abandonaría la Unión Europea y la OTAN. Finalmente, los griegos no quieren irse, pero Alemania quiere que se vayan. Al menos eso es lo que dice Wolfgang Schäuble, el ministro de finanzas alemán que ve a Grecia insalvable. El problema es que Alemania no quiere tener la culpa de que Grecia abandone  la Unión Europea, ya que esto podría generar rechazo en otros países europeos y podría reflejar la fragilidad de esta unión.

No sabemos cómo acabará el drama griego, pero lo que está claro es que el mundo no parece moverse este año hacia una mayor globalización. La globalización ha dejado un mundo arrasado por una gran crisis (2008) que no acaba de ver la luz tras el túnel. Ahora, ciudadanos y gobiernos busca un sistema alternativo, el cual parece que va a ser el nacionalismo.

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